Leo  críticas sobre la película de Fatih Akin y no dejo de sorprenderme; ora es de una realización perfecta ora falla en la realización pero acierta en el guión ora falla en el guión pero lo clavan los actores ora los actores no están bien… en fin…

En mi opinión es una espléndida cinta con un pulso dramático apabullante, enfatizado por una realización admirable y cuajada de emotividad.

Cuando una película es buena da igual el estilo que utilice el director. En este caso los actores están francamente bien, resulta creíble lo que sucede y si así no fuere da igual porque Fatih Akin te sujeta, te mantiene… te agarra literalmente por las pelotas y no te suelta hasta el final y allí te invita a la reflexión y te deja respirar… paz, azul, calma…. resumiendo: Funciona

Tampoco entiendo la insistencia de algunos en el tema de la credibilidad… lo que sucede en la película puede suceder perfectamente en la vida real… casos más inverosímiles se han dado… aquellas torres gemelas… ¿quién lo diría?… yo aún lo veo y no lo creo.

El personaje del viejo tiene carisma y quizá está algo desaprovechado pero da igual, acabamos olvidándonos de él ante el derroche de talento de Akin. En su anterior película Fatih nos sorprende con dos personajes de un gran carisma y los colma de situaciones “al límite”. Aquí decide apartar al viejo y narrar su historia con un hermoso aroma de sinceridad… y sorprende… vaya si sorprende.

Hablando de aromas… y es que la vida es así… las opiniones son como los culos… todos tenemos uno y pensamos que el de los demás apesta.

Y donde has puesto tu culo es perfectamente posible que lo haya puesto el Papa, tu padre, la madre que parió a Hitler o Rodolfo chiquilicuatre. Si, la vida tiene mucho de azar y nosotros mucho miedo porque el azar no se controla… es así y así he decidido contarlo.

El peculiar Terrence Malick, Terry para los amigos, rueda en el 78 su segundo largometraje “Days of Heaven” en escenarios naturales de Canadá. Gana el Oscar a la mejor fotografía. Su primera película supone un fracaso comercial que no crítico “Badlands” y constituye una rara y excepcional película.

 Bill y Abby, una joven pareja, deciden abandonar la pobreza y la dura vida que llevan en el Chicago de 1916. Los dos, junto a Linda, la hermana de Bill, viajan hacia las grandes zonas de cultivo de cereales de Texas, donde encuentran trabajo como braceros en una granja. Al finalizar la cosecha, el joven y apuesto patrón, que cree que los tres son hermanos, les pide que se queden porque se ha enamorado de Abby…

 “Days of Heaven” suma drama, romance e intriga y el argumento se sustenta por la particular narración de sustracción, es decir, resta todo lo que puede y sostiene la obra con unos sólidos y consistentes palillos, si el director decide quitar una de estas varillas la película corre el riesgo de perderse en la abstracción. Terry nos cuenta una historia, aparentemente lineal y aunque lenta y apacible es del todo inteligible, incluso en un primer visionado, aunque no por ello deja de ser más compleja de lo que parece. “Days of Heaven” presume de una espectacular fotografía de Néstor Almendros y Haskell Wexler que remite a la pintura impresionista (Hopper, Millet, Van Gogh) consiguiendo cautivar al espectador desde el primer fotograma. La belleza que desprenden las imágenes es inenarrable y si añadimos la curiosa “voz en off”, utilizada de modo magistral (La narradora cuenta la historia como un recuerdo vívido y cómo los hechos impelen en sus emociones), el espectador acaba literalmente hipnotizado y Malick, consciente de ello, nos mueve por la senda que le place. Somos inconscientes moscas atrapadas en una hermosa tela de araña… percibiendo, acaso, una extraña realidad como los personajes principales de “Days of Heaven”.

La película es un canto a la naturaleza, exaltando su inmensidad, su belleza e incluso su detalle más ínfimo, diríase íntimo, todo fluye… el tiempo pasa inexorablemente independientemente de como lo vivamos y de quienes seamos: un escarabajo pelotero, un ser humano o el trigo de un trigal y toda la vida que yace bajo el infinito cielo, aquí aplastante, es pura nimiedad… Somos “un pedo” de Dios y nos aferramos a la existencia en una encarnizada lucha por sobrevivir, todo impregnado de una vaga melancolía, constante en la obra de Malick.

 A título personal la exigua obra de Terry despierta en mí una curiosa sensación de libertad, extraña por paradójica, inefable al fin.

La música, compuesta y dirigida por Ennio Morricone y el clásico Camille Saint- Saens, ofrece una partitura de melodías de aires country, bucólicas y sosegadas, con un tema central de gran belleza (“Days of Heaven”).

 En resumen, una historia universal bañada por un hermoso sol y una mágica luna.

 Óscar Vázquez Vázquez

racsovito@hotmail.com

“Asa nisi masa”

Mai 19, 2009

“8 ½” largometraje de Federico Fellini cuyo título iba a ser “la bella confusione”. Según el propio cineasta esta cinta constituía la número ocho y medio de su filmografía ya que su anterior obra “Bocaccio 70” fue un proyecto en el que participaron cuatro directores italianos. El guión de “Fellini 8 ½” es de Ennio Flaiano, Tullio Pinelli, Fellini y Brunello Rondi. Se rueda en exteriores de Roma y en Cinecittà en 1963.
La película inicia la segunda etapa de la filmografía de Fellini, caracterizada por su complejidad y  neo-barroquismo. Constituye un relato peculiar y personal (autobiográfico)  en consonancia con una exposición rotunda de todas las obsesiones de un cineasta genial (la creatividad, el recuerdo como invención, las contradicciones de la personalidad, las relaciones sentimentales, la página en blanco…). Abundan en ella temas típicos de sus películas posteriores (sueños e imaginación, recuerdos idealizados, la imagen de la iglesia católica, el circo…) de las que esta es precursora e iniciadora. A la vez nos entrega sátira y elegantes joyas de ingenio por el onírico camino. Lo que muchos dicen que es un guión fragmentado, sin sentido o argumento no es tal, simplemente hay que distinguir de lo que se nos presenta como ensoñación o realidad, imagen o idea, que se funden magistralmente en el clímax final: la escena del baile. Es curioso ver como algunos la acusan de incomprensible y otros de superficial. Está claro que no es lo segundo, y lo primero, bueno, hay que poner un poco de nuestra parte y evocarla una y otra vez.
Asimismo, no es cierto que esta película ofrezca una imagen machista de las mujeres, lo que hace es retratar los impulsos, obsesiones y caprichos de un hombre con respecto a las mujeres, de un modo tan sincero que no teme mostrar elaboradas fantasías machistas del personaje que son eso: fantasías. (Valga recordar la escena del harén)
De acuerdo con sus obsesiones/constantes personales, el realizador establece una tipología de las mujeres que pueblan el relato. Carla (Milo) es la amante maternal, Luisa (Aimée) la esposa independiente y frustrada, Claudia (Cardinale) la mujer ideal, Saraghina (Gale) la mujer grotesca.
Con una incontestable actuación de Marcello Mastronianni, una espléndida fotografía en blanco y negro a cargo de Gianni di Venanzo y una maravillosa banda sonora a cargo de  Nino Rota, con algunos cortes clásicos de gente como Rossini o Wagner, Fellini rompe con la corriente neorrealista para ofrecernos, en una compleja puesta en escena, esta suerte de autobiografía con su Roseboud particular… aquel “ASA NISI MASA” que simboliza los miedos primigenios de su juventud y es referente de autores futuros como Woody Allen en “Stardust Memories”  y  David Lynch en “Mulholland Drive”. “No hay orquesta” dice Lynch ergo no hay película. ¿Existe pues “Otto e mezzo”?

 

 

Óscar Vázquez Vázquez

racsovito@hotmail.com

El sabor de la verdad

Mai 19, 2009

Dreyer compone una obra de arte a través de primeros y primerísimos primeros planos en un glorioso blanco y negro para retratar el alma humana… y lo consigue. El ojo de la cámara, de Dreyer, penetra como nunca se ha hecho en el cine en los ojos de Juana de Arco, simbólicas ventanas,  y nos asomamos, acaso temerosos de cegarnos con la luz de la verdad o del amor a la verdad, para vislumbrar el alma no ya del personaje sino también de la persona, la valiente actriz Renée Jeanne Falconetti. Dreyer se humedece los labios con las lágrimas puras de Falconetti en un acto vampírico, místico… ¿está  Dreyer saboreando el amor, la vida, la muerte?

Tuve la ocasión de disfrutar de “La passion de Jeanne d´Arc”  en la filmoteca de Catalunya sin ninguna composición musical y la conexión que se establece es todavía más pura ya que la desnudez de las imágenes desprovistas de sonido elevan el visionado a cotas de excelsa cinefilia y te transportan ahora sí, y nunca mejor dicho, a una verdadera experiencia religiosa.

Todos los planos son de una belleza subyugante formando un todo eterno e imperecedero… Picados, contrapicados, travellings escalofriantes, sombras, luces, barridos vertiginosos, primeros y primerísimos planos, detalles y generales. Dreyer, en su afán perfeccionista, los utiliza con maestría en las distintas escenas de la cinta para despertar un sinfín de emociones al privilegiado espectador que observa con su ojo, acaso con su alma ese derroche de expresiones, impresiones, simbolismo y realismo que impregna toda la obra. Hay que verla con los ojos de un niño, despojarse del intelecto y dejarse llevar. A título personal, más de una vez, me sorprendí a mi mismo en la butaca con la boca abierta, embelesado por las imágenes y ni tan siquiera mi espíritu crítico podía luchar contra tal efecto y una vez más mi boca se abría y mis ojos eran los ojos de Jeanne.
Quisiera cerrar mi comentario con una reflexión… ¿Es “La passion de Jeanne d´Arc”   la muerte o el fin del primer plano? Si el primer plano en esta película no es un medio sino un fin y si el fin del primer plano es adentrarse en el interior de la persona/personaje para conocer su sentir… entonces creo que Dreyer “mató” deliberadamente al primer plano  y supo exprimirlo hasta su máxima expresión y transformarlo en alma y el líquido, el néctar que nos entrega, son las lágrimas de Falconetti y Dreyer sabía, más que nadie, que ese néctar era el sabor de la verdad.

Óscar Vázquez Vázquez

racsovito@hotmail.com

Freaks

Mai 19, 2009

You Can’t Take it With You, realizada en 1938 por el director italo-americano Capra, es como tantas otras del inefable Frank, una joya imperecedera y un antidepresivo eficaz  sin efectos secundarios. Dirigida con  aparente sencillez: apenas notamos la presencia de la cámara, el film  fluye ante nuestros ojos como un innegable entretenimiento.

 El niño que hay dentro de mi es un apasionado del cine de Capra ya que fue ese niño el que vio por primera vez  It’s a Wonderful Life y lloró… Tiempo después, ya convertido en un hombre hecho y derecho, racional, crítico y reflexivo, volvió a ver la cinta y se volvió a emocionar, inevitablemente, como una lágrima que se desprende pura y acaricia tu rostro inmovilizando tu razón, en este caso mi razón.

El lunes pasado al visionar por segunda vez You Can’t Take it With You una sensación similar se adueñó de  mi espíritu y tras 30 minutos iniciales, quizá los más pesados, Capra ya me había despojado de toda razón e intelecto y mi espíritu ya era júbilo al ver a esa entrañable familia de “freaks” y su particular visión de la vida. No es casualidad que 70 años después la película siga viva, actual, y emocione del mismo modo que lo hiciera en el 38 ya que habla de la vida rezumando vida y humor en cada plano… En cada frase del diálogo. Recordar que es una adaptación de un Pulitzer  que consiguió el Oscar a la mejor película y mejor director, además de otras 5 nominaciones y el unánime aplauso internacional de crítica y público.

 Es cierto que el dinero no da la felicidad y Capra lo muestra sin tachadura alguna en un derroche de ingenio: véase el efecto de la harmónica en el personaje interpretado por Edward Arnold, la harmónica es un objeto clave en toda la obra y particularmente efectivo en el clímax final. Efectivamente el dinero no da la felicidad muy a pesar del genial Groucho: “¡Hay tantas cosas en la vida más importantes que el dinero! ¡Pero cuestan tanto!”

 El trabajo de Capra es indudablemente meritorio  a pesar de todo lo que se ha dicho de él y de su cine: manipulador, hipócrita e incluso propagandístico equiparable ya no solo al cine ruso de la época sino también al cine de propaganda nazi de Goebbels. No se que clase de persona era Franky ni me importa en lo más mínimo pero si se o así lo creo que el ser humano es tremendamente contradictorio e insondable.

 Soy de los que van al cine a disfrutar de una obra y cuando esta obra deja de ser anónima para ser pública también deja, de alguna manera, de pertenecer a su autor sino a todo el que la contempla y yo, en este caso, la contemplo con gozo ignorando el supuesto patriotismo  que la impregna y embriagándome de optimismo.

 Ya que el tiempo y la palabra me apremian concluyo: You Can’t Take it With You es un dulce para el espíritu, una caricia en el corazón y un rayo de luz para la razón.

 Óscar Vázquez Vázquez

racsovito@hotmail.com

Tierra

Mai 19, 2009

Con un sencillo argumento como transfondo Alexander Dovzhenko siembra una maravillosa película y el tiempo, testigo omnipresente, la hace madurar ofreciéndonos un fruto extraordinario para los sentidos. Tierra (Zemlya) estrenada en 1930 no solo destaca por su mensaje propagandístico, el avance tecnológico por la llegada del tractor, sino también por su profundo lirismo y es un poderoso testamento del cine mudo cuando en muchos países ya se iniciaban las producciones sonoras.
A mi modo de ver la grandeza de Zemlya radica en el prodigioso uso de la planificación y el montaje para ofrecernos un colosal poema panteísta. Pocas veces he visto en el cine un nexo entre el hombre y la tierra tan espectacular capaz incluso de transmitir al espectador, a través del arte, la sensación de que estás oliendo aquello que ves: la Tierra.
En pleno siglo XXI, cuando la tecnología nos absorbe sin compasión y por medio de lo artificioso podemos ver, oír, oler, tocar e incluso degustar realidades virtuales más allá de lo concebible Tierra se presenta como un paradigma natural del poder del arte y su grandeza y por ende del poder del hombre, la naturaleza y el universo.La obra está impregnada de simbología que alude a la fertilidad y a la abundancia, al erotismo y al amor, la vida, la muerte y el nacimiento, elementos imprescindibles de la existencia humana.
Como olvidar esas manzanas mojadas por la lluvia nacida de abrumadoras tormentas, como olvidar las flores acariciando al cadáver en la escena del cortejo fúnebre, como olvidar los campos mecidos por la ventisca de esa Ucrania natal de Dovzhenko, como olvidar, al fin, esta preciosa película sembrada de imágenes imborrables, naturales, apasionadas.
Hay que ver Zemlya, hoy más que nunca y creer en la utopía de un nuevo renacer.

 

Óscar Vázquez Vázquez

…Y siempre sonriendo

Mai 19, 2009

Sullivan´s Travels dirigida por Preston Sturges en 1941 es una joya del humor  rodada en California, en un espléndido blanco y negro, bajo la batuta de los Paramount Studios con un presupuesto de 1 millón de dólares.

 A diferencia de Capra, más moral y patriotero, Preston derrocha cinismo y “mala leche” criticando tanto aspectos sociales de la americana profunda (el indigente) como la propia industria del cine Hollywoodiense y para ello recurre al humorismo: Modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad, resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas.

 Jesucristo, Buda, Gandhi… Todos ellos revolucionarios, todos ellos, por mérito propio, forman parte de la historia de la humanidad y yacen imperecederos en el pensamiento colectivo del género humano pero cuando pensamos en ellos no nos reímos, no nos despiertan humor sino transcendencia, espiritualidad, misticismo… Consuelo para almas de toda raza y condición… De toda época… ¿Y qué pasa con el humor?… ¿Acaso no nos salva la vida día a día?  ¿No es consuelo en este  “Valle de lágrimas”?

 Como no parece que vaya a haber un Dios o un líder espiritual que abandere el humor tendremos que conformarnos con Chaplin, Keaton, Groucho, Lubitsch, Wilder, Allen y todos esos payasos y bufones que nos han hecho reír a lo largo de la historia… ¿Cómo sería el mundo si nuestros Dioses fueran cómicos?… ¿O acaso ya lo son?… Paradójicamente al humorista siempre le rodea un aura muy sutil de transcendencia difícil de explicar y es que se siente atraído, irremediablemente, por aquello que le “contradice”: Véase la admiración de Woody Allen a Igmar Bergman al que muchos, encolerizados, les hubiera gustado decirle: Señor Bergman, conoce usted el famoso refrán que reza: “Ante la desgracia y el dolor, ten un poco de gracia y humor”

 Preston juega a ser Dios (magnífico demiurgo) y plantea un ejercicio profundo de cine dentro del cine en un habilidoso compendio de géneros o lenguajes diferentes, todos ellos en el excepcional marco de la sátira: el slapstick, la screwball comedy, el melodrama, el documento social e incluso el musical.  No es de extrañar que para muchos esta obra signifique la Biblia de la comedia por su descarado panfleto a favor del género… Humor hecho con amor.

 Creo que la comedia está injustamente infravalorada tanto en el cine como en la vida, trato que me sorprende y que me invita a pensar… ¿Tenemos miedo a ser felices?, ¿Por qué nos gusta tanto complicarnos la vida? ¿A qué viene entrar a una iglesia a llorar de pena cuando podemos hacerlo, igualmente, de risa (llorar)? ¿Por qué, en nombre del amor “mal entendido”, se cometen crímenes tan atroces?… Ojala llegué algún día una auténtica revolución del humor o Humor (en mayúsculas) y arrase con nuestras penas… O no… No quiero líderes del humor, quiero el humor en nuestros líderes y en cada uno de nosotros y que día a día se potencie y se riegue como a una flor que agoniza marchitada, si así se hace todos saldremos ganando y riendo… Y siempre sonriendo.

 

Óscar Vázquez Vázquez

racsovito@hotmail.com

El milagro

Mai 19, 2009

 “Ladri di bicicleti” es un milagro cinematográfico rodado en 1948 por Vittorio de Sica en escenarios reales de la Roma de post-guerra y constituye una de las obras cumbre del neorrealismo italiano.

 En ella descansan planos y secuencias inolvidables: El niño que camina junto al padre, uno alto y desgarbado, el otro pequeño, de entrañable gracejo al caminar y verbo al mirar. La terrorífica escena de las sábanas apiladas en la casa de empeños como un eterno caudal de pena que pende sin llorar. El niño sentado a lo alto de unas escaleras mientras el padre, aterrado, teme por su vida. La sublime escena del restaurante, triste y bella, cruda y real: el pedante niño rico relamiéndose ante Bruno, nuestro niño pobre. (Conozco el caso de una persona que tras ver la escena juró no volver a pisar un restaurante… evidentemente no lo consiguió). La primera visita de Antonio a la vidente: deja la bici, sube las escaleras… suspense del bueno resuelto con maestría. Y sin duda, el plano final, el pequeño milagro, que trataré más adelante.

 La historia es sencilla pero de gran intensidad y revoluciona el plexo solar (red nerviosa que combina las fibras nerviosas del sistema nervioso simpático y parasimpático) de todo ser humano con sangre en las venas, sensible a las penas y a la injusticia. Es una obra honesta y humana que contrasta con la deshumanización de la Italia de post-guerra.  De una deslumbrante fotografía que talla pobreza y una excelente música que añade tensión dramática “Ladri di bicicleti” es ante todo una verdad, una verdad imperecedera y universal.

 A Antonio, un hombre casado y con hijos, le ofrecen un trabajo como “pegador” de carteles a condición de poseer una bicicleta. Desesperado recurre a su mujer y tras empeñar las sábanas reúne el dinero suficiente para comprar el velocípedo. En su primer día de trabajo le roban la bicicleta y a partir de ahí emprende una búsqueda, acompañado de su hijito Bruno, para encontrarla.

 En esa inútil búsqueda padre e hijo encuentran otro tesoro: Su propia humanidad descubierta ante la mirada del otro. En ese viaje desesperado las relaciones entre ambos evolucionan, maduran, se transforman y estallan en el plano final (hijo agarrando la mano del padre) en un amalgama de sensaciones que desbordan esperanza y es entonces cuando brota la emoción en forma de lágrima en el  espectador… un rayo de luz ante tantas sombras. Esa lágrima… la lágrima del ingenuo espectador es poesía humana, viva y descarnada. Vittorio de Sica, otrora humorista, consigue el milagro. Obra maestra.

 

 Óscar Vázquez Vázquez

racsovito@hotmail.com

Las piedras piedras

Mai 19, 2009

“Le salaire de la peur” es una soberbia película escrita y dirigida por H.G. Clouzot en 1953, basada en una novela de Georges Arnaud y producida por International Affiliates.

 Narra la peripecia de un grupo de hombres encargados de transportar un camión cargado de dinamita a través de un agreste país latinoamericano. El riesgo de que el cargamento explote con la menor sacudida da a la misión -y por ende a la película- no sólo un grado de suspense memorable, sino también un tono existencial -nihilista en ocasiones- realmente emotivo. Un excelente “tour de force”.

 Tras presentarnos a los personajes en su desidia, mostrándonos su drama humano, su tormento de desheredados, su condición de excluidos y perseguidos, Clouzot, con un pulso narrativo impresionante transporta al espectador hacia la senda de la angustia y lo inmoviliza en su butaca haciendo de él un letal explosivo de emociones.

 La expresiva fotografía de Armand Thirard otorga a la cinta un realismo desgarrado y directo. La música de Georges Auric es sobrecogedora, puntúa las acciones con creciente intensidad. Las interpretaciones de los actores principales son excelentes contrastando con la de algunos secundarios que son flojas, Vera Clouzot no convence y empobrece la historia de amor.

 El final, aún en un segundo visionado, se me antoja peripatético y un tanto efectista y echa por tierra lo que podría haber sido una obra maestra incontestable. Resulta increíble que haya sido filmado por el mismo director: Tan sobrio y maduro durante toda la obra y tan pueril al final.

 Aún así la película es de visión imprescindible, de un sutil encanto, muy masculina, donde los hombres son hombres y “apestan” a macho y las piedras piedras que resuenan con un eco sublime y estremecedor.

 Óscar Vázquez Vázquez

racsovito@hotmail.com

Hasta siempre, Pepe

Març 2, 2009

pepeAyer nos acostamos un poco más huérfanos con la marcha de Pepe Rubianes, su enfermedad hacía tiempo que era del dominio público, pero la noticia de su fallecimiento nos ha dejado a todos sus admiradores sin palabras. Me decía esta mañana una amiga que a Rubianes se le amaba o se le odiaba, y puede que sea cierto. Su verborrea impenitente, su sarcasmo feroz en ocasiones y su apasionamiento echaban hacia atrás a algunos, mientras que para otros, y me incluyo en este grupo, era un crítico irredento.

Rubianes aunó en su figura al sátiro y al bufón; poseedor de una ironía impagable y honestidad de principios, tuvo el valor de decir siempre lo que pensaba, fueran cuales fueran las consecuencias. Inteligente, rebelde, dicen quienes le conocieron que generoso en extremo, culto, leal y entrañable, capaz tanto de hacernos aflorar la risa, como de despertar nuestro sentido crítico.

Se nos ha ido el Pepito Grillo de este país nuestro, que tanta falta nos hace frente a la mediocridad intelectual que nos rodea, la vulgaridad casposa y las veleidades ideológicas de izquierda y derecha.

Adios, Pepe, y gracias infinitas.

Rosa